viernes, 17 de diciembre de 2010

A celebrar el triunfo de las Jerezanas por decreto de rectoría


Como institución, el deporte siempre se ha caracterizado por ser esa musa que motiva personas a construir comunidades y forjar sentidos de pertenencia con algunos entes colectivos. Es común ver cómo ciudades y regiones enteras diseñan sus propias identidades alrededor de franquicias deportivas que juegan en su localidad y llevan el nombre de su pueblo en los uniformes. De igual forma, miembros de países celebran sus identidades colectivas cuando ven a sus equipos nacionales representarlos en juegos olímpicos y otras justas deportivas internacionales. Como comunidades de estudio y asociación, las universidades también poseen sus propias representaciones deportivas. Los triunfos de sus atletas llenan de orgullo a quienes valoran ese sentido de pertenencia con la institución académica que les permite crecer como intelectuales e integrantes de una sociedad.
Recientemente tuve la oportunidad de asistir a un partido de voleibol colegial estadounidense. En la rama femenina, Penn State se enfrentaba a Duke en la final regional de la Asociación Atlética Nacional Universitaria (NCAA, por sus siglas en inglés). Quien resultara airoso en el encuentro, pasaría a la semifinal nacional. Finalmente fue Penn State quien cargó con el título de campeón regional y el pase al prestigioso “Final Four.”
El partido se celebró en Penn State ante un lleno total. La adrenalina en el coliseo era increíble y la banda universitaria se encargaba de mantener el ánimo de un público compuesto por estudiantes, ex alumnos, padres y madres, profesores/as, empleadas/os, y miembros de la comunidad en general. Como fanático de los equipos que representan mi institución de escuela graduada, me aseguré de usar una de las varias camisas blancas y azules con el logo de la universidad. Quería ser parte del ritual y deseaba disfrutar del partido al igual que mis estudiantes que se dieron cita en tan importante choque de voleibol.
Mientras la banda tocaba una popular canción de Lady Gaga, mi amigo Roberto, quien al igual que yo es egresado del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, me hace un señalamiento que inmediatamente me hizo pensar en mi alma máter. “Rafa, el Presidente de la iupi debería hacer lo mismo y tener una banda en los juegos.” Abrí los ojos y lo único que se me ocurrió decirle fue: “Pues mijo, ya tú sabes. En la iupi todo el mundo está para su lado y nadie apoya a sus atletas. Es lamentable.”
La respuesta que en aquel momento le ofrecí a Roberto no le hace justicia a las horas que posteriormente le dediqué a reflexionar sobre el asunto. Con tristeza pensé en cómo el reciente campeonato de voleibol obtenido por mis Jerezanas pasó sin pena ni gloria para la mayoría de quienes componen la comunidad universitaria de Río Piedras, comenzando por su administración. Me causó rabia y risa a la misma vez recordar el derribo de los portones del Recinto de Río Piedras y la excusa administrativa de que lo hacían en aras de acercar la universidad a la comunidad.
¿De qué comunidad estarán hablando? Allí lo que hay es un pueblo fantasma en donde precisamente ha sido la inacción de quienes manejan lo asuntos universitarios, la mayor fuente de complicidad con respecto a los robos, violaciones y otro crímenes realizados en los últimos años en predios y áreas aledañas al Recinto de Río Piedras. La falta de apoyo al deporte universitario le quita a todos/as los miembros de la institución una oportunidad única para forjar ese sentido de pertenencia por la franela roja y blanca que orgullosamente visten nuestros Gallitos y Jerezanas. El deporte universitario nos permite también acercarnos a la comunidad y expresarle a los residentes de Río Piedras que existen unos equipos dispuestos a representarlos y entretenerlos. A estos eventos deportivos le añadimos los esfuerzos de las agrupaciones musicales universitarias, así como las contribuciones de estudiantes de relaciones públicas sub-graduados, quienes pueden encargarse de promover el equipo ante el resto de la comunidad. Tales estrategias son las que ayudan a que todas/os los miembros de la universidad se sientan parte de los equipos deportivos y valoren su estadía en el centro docente.
Desgraciadamente, la administración universitaria no cuenta con la creatividad y compromiso para apoyar sus atletas e integrarlos a un verdadero proyecto comunitario. Apuestan a la violencia y censura para adelantar sus agendas anti-democráticas. Mis Jerezanas se coronaron campeonas de la Liga Atlética Universitaria (LAI) en la rama del voleibol femenino. Ese triunfo ocurrió el miércoles 17 de noviembre de 2010. Un mes después, aún esperamos por un algún mensaje de felicitación y reconocimiento por parte de la Rectora del Recinto de Río Piedras, Ana Guadalupe. En su lugar, Guadalupe ordena derribar los portones de forma unilateral, contrata mercenarios para enfrentarse a los/as estudiantes, prohíbe la libertad de expresión en el campus, y apoya la presencia y represión policial en el primer centro docente de Puerto Rico.
Llegó la hora de publicar un nuevo decreto desde la oficina de rectoría:
Yo, Ana “Lupita” Guadalupe exijo la retirada de la Policía de Puerto Rico del Recinto de Río Piedras. Me comprometo a negociar con los estudiantes y evaluar las diferentes propuestas que eliminarían la cuota de $800. Nuestro campus podrá ser nuevamente un lugar propicio para las manifestaciones, tertulias, estudios, investigaciones y artes. Para probar mi buena fe, organizaré una caravana por todo el recinto y el sector de Río Piedras para celebrar el triunfo de nuestras Jerezanas. ¡Qué vivan l@s estudiantes!

1 comentario:

  1. Rafa, quedo super! La UPR necesita una admnistracion que se identifique con ella como si fueran estudiantes mismos. Gente q quieran crear una universidad q logre el nivel identitario q universidades como PSU tienen. Gente q sienta orgullo, cariño y respeto por la UPR y quiera contagiarle ese sentir a otros.

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