viernes, 10 de junio de 2011

Acuerdo entre el COI y Comcast mina "soberanía" deportiva

Fuente: http://stopthecap.com/
Ya es oficial. La poderosa empresa de medios de comunicación estadounidense NBC-Universal revalidó como transmisor exclusivo en los Estados Unidos de los diferentes Juegos Olímpicos que se celebrarán entre el 2012 y el 2020. El acuerdo incluirá la transmisión de las Olimpiadas de Verano 2012, 2016 y 2020, así como los Juegos de Invierno 2014 y 2018.


NBC-Universal, que desde enero 2011 pertenece a la influyente empresa de comunicaciones y proveedora de cable TV Comcast, ha tenido cobertura exclusiva olímpica en Estados Unidos desde el 2000.

La renovación de exclusividad ocurrió el pasado martes 7 de junio en las oficinas centrales del Comité Olímpico Internacional (COI) localizadas en Lausana, Suiza. NBC-Universal ganó la subasta en el COI luego de ofrecer $4.38 billones y así superar la competencia presentada por sus dos rivales estadounidenses durante el proceso: News Corporation (Fox) y Walt Disney Company (ESPN, ABC).

Además del dinero ofrecido al COI, NBC-Universal también se comprometió a transmitir todos los eventos olímpicos en vivo a través de sus canales televisivos y páginas cibernéticas. Actualmente, la empresa es dueña de varias estaciones televisivas que incluyen a USA Network, SyFy, MSNBC, CNBC, Bravo, The Weather Channel, Telemundo, entre otras cadenas que no se limitan al medio televisivo tradicional.

La billonaria transacción entre NBC-Universal y el COI también tendrá un impacto en Puerto Rico.

Este país caribeño es sede de una afiliada local de la cadena estadounidense Telemundo. Desde el 2002, esta cadena pasó a formar parte de la familia de NBC-Universal (hoy administrada por Comcast). Por tal razón, las últimas dos olimpiadas de verano (2004 y 2008) en las cuales la isla ha tenido representación deportiva han sido transmitidas para las audiencias televisivas boricuas a través de Telemundo de Puerto Rico. Por su relación con NBC-Universal, el canal y todas sus afiliadas han cargado gran parte de la programación olímpica que se transmite en los Estados Unidos.

Tanto en los Juegos de Atenas (2004) como en los de Beijing (2008), Telemundo de Puerto Rico fue responsable de transmitir la mayoría de los eventos olímpicos para el consumo de las audiencias puertorriqueñas. Tal proyección mediática fue resultado de los acuerdos previamente establecidos entre NBC-Universal y el COI. El Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR) no estuvo involucrado.

Esa falta de consulta al COPUR puede ser vista como conflictiva y problemática para las personas que defienden la denominada soberanía deportiva puertorriqueña. ¿Dónde queda el poder “soberano” que tiene todo comité olímpico nacional para gestionar en el COI la transmisión exclusiva de unos juegos para la televisión de su territorio?

Si bien el COPUR puede acudir al COI e interceder para que empresas mediáticas de propietarios puertorriqueños luchen por la cobertura olímpica en territorio nacional boricua, no es menos cierto que el principal ente deportivo de Puerto Rico no tiene el poder para detener que Telemundo también presente competencias atléticas para las audiencias del país. Esta transmisión no necesita de un proceso de consulta previa entre el COPUR y Telemundo (NBC-Universal). Por la relación de subordinación política de Puerto Rico ante los Estados Unidos, el COPUR no puede acogerse a un poder soberano político que le permita reclamar cobertura televisiva exclusiva sin intervenciones e imposiciones de corporaciones de comunicaciones estadounidenses. Esta realidad mina nuevamente el mito que en ocasiones construyen quienes le otorgan verdaderos poderes cuasi-políticos a la “soberanía” deportiva de Puerto Rico. La experiencias político-económica nos demuestran que la realidad es una muy diferente en comparación con aquellos cánticos románticos que presentan a una falsa “soberanía” como instrumento capaz de lograr cambios trascendentales en la historia política de los/as puertorriqueños/as.

Para el caso en discusión, hay que reconocer que ni el COPUR ni ninguna otra institución puertorriqueña están jurídicamente por encima de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), agencia que controla todas las transacciones de comunicación masiva en los Estados Unidos y sus posesiones. La atesorada soberanía deportiva se desvanece cuando se impone la condición territorial puertorriqueña y su falta de poderes políticos soberanos. No olvidemos el reciente caso de Cuba y su imposibilidad para participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2010 celebrados en Mayagüez, Puerto Rico.

Las consecuencias que tendrá para la isla el reciente acuerdo entre el COI y Comcast nos recuerda que Puerto Rico continúa en una posición de desventaja y subyugación política en comparación con los demás pueblos libres del mundo. A pesar de que apoyamos a nuestros fogosos y sacrificados atletas nacionales, no podemos dejar que victorias simbólicas pasadas tales como el reto boricua al boicot olímpico de 1980 promovido por el ex Presidente Jimmy Carter, nos hagan creer que somos un pueblo con completa auto-determinación nacional y soberanía política.

Qué la “soberanía” deportiva nos sirva como medicina del alma y no como la ilusión de verdadero poder político. Van seis décadas de representación olímpica en Puerto Rico. Hemos festejado, llorado y unido como pueblo, pero el proyecto político continúa en el olvido.

(Esta columna representa un breve análisis de lo que plantearé de manera más profunda en la tesis de maestría que defenderé el jueves 23 de junio en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Penn State.)

1 comentario:

  1. Por esta (que argumentas) y otras razones, pienso que lo que realmente tenemos es "nacionalidad deportiva", pues como nación que somos (cierto, no monolítica, pero ninguna lo es), lo reflejamos en el ámbito deportivo. Pero ¿"soberanía deportiva?". Es que esa no existe como cosa ajena a las realidades sociales, políticas, económicas y culturales. Por ello quienes pretenden "separar" lo deportivo de lo político se equivocan desde el principio, es decir, desde lo fundamental, pues la actividad deportiva es reflejo y parte inherente de dichas realidades.

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