lunes, 18 de julio de 2016

Rompiendo barreras de género: La WNBA y el movimiento 'Black Lives Matter'


Por Rafael R. Díaz Torres
Las expresiones e intervenciones de atletas en debates políticos y movimientos sociales han sido parte de diferentes épocas del deporte institucionalizado. Aunque presiones desde diferentes frentes (ej. corporativos, políticos y culturales) intentan operar como objetores constantes al surgimiento de atletas-voceros de diversas causas políticas, siempre surgen figuras deportivas que utilizan su influyente presencia mediática para asumir posturas que trascienden el terreno de juego. Tras las movilizaciones y olas de indignación generalizadas con los más recientes casos de represión estatal y asesinatos a ciudadanos negros perpetrados por policías en los Estados Unidos, jugadoras de la Asociación Nacional de Baloncesto Femenino (WNBA, por sus siglas en inglés) pertenecientes a las campeonas defensoras, Minnesota Lynx, utilizaron camisas de protesta y convocaron una conferencia de prensa con el objetivo de demandar “justicia y responsabilidad” ante las cuestionables muertes de ciudadanos negros a manos de oficiales de ley y orden. La acción provocó la ira de policías de la ciudad de Minneapolis, quienes, reclamando temor por su seguridad personal, decidieron abandonar el partido matizado por la protesta pacífica y cesaron sus funciones en el Target Center en la noche del sábado 9 de julio de 2016. El incidente surgió en medio de la controversia que responsabiliza a la policía de Minnesota por el asesinato del hombre negro, Philando Castile, quien fue baleado mientras viajaba con su novia y la hija de ésta, en una intervención que ha provocado protestas en diferentes ciudades de los Estados Unidos.

No es la primera vez que atletas estadounidenses se solidarizan con las movilizaciones que reclaman justicia ante la represión y muertes arbitrarias hacia ciudadanos negros en los Estados Unidos. En décadas pasadas, el fenecido boxeador Muhammad Ali aprovechó distintas exposiciones públicas para darle visibilidad al problema de la marginalización del negro en su país. Más recientemente, reconocidos baloncelistas de la NBA como Kobe Bryant y Lebron James mostraron camisas con la frase “I can’t breathe” (“No puedo respirar”) en protesta por la muerte de Eric Garner perpetrada por policías de la Ciudad de Nueva York en julio 2014. Las expresiones de estos atletas nunca estuvieron exentas de controversia. Para algunas personas y comentaristas deportivos, este tipo de manifestaciones son desacertadas y se alejan del ideal del atleta como sujeto disciplinado y apolítico que puede ser fácilmente mercadeado por marcas y campañas filantrópicas. Los detractores de este tipo de expresiones argumentan, además, que el deporte y la política no mezclan. Esto, a pesar de la naturaleza eminentemente política del deporte, el cual desde los tiempos del olimpismo en la Antigua Grecia hasta el presente, ha sido valorado por su rol como instrumento propagandístico, geopolítico y colonizador.
La decisión de los oficiales policiales de Minneapolis de abandonar el partido y posteriormente solicitar su desactivación de futuros juegos del equipo Minnesota Lynx no tiene precedentes entre los principales circuitos profesionales deportivos de los Estados Unidos. Si bien las acciones análogas de los jugadores de la NBA fueron objeto de algunas críticas a nivel mediático y de opinión pública, no hubo una acción de denuncia por parte del gobierno o de las fuerzas policiales de las ciudades en que participaban estos atletas al momento de sus manifestaciones dentro del tabloncillo de juego. Al contrario, el propio Presidente Barack Obama reconoció que James “hizo lo correcto” al expresarse sobre la muerte de Garner. En el caso de las jugadoras de la WNBA, los elogios de figuras políticas a nivel nacional estuvieron ausentes. Incluso, se trató de corregir su “desvío” con la publicación de un comunicado de prensa en el cual la directiva de club Lynx aclaró que estas mujeres no utilizarían la camisa alusiva al movimiento “Black Lives Matter” en su próximo partido.
El acto de protesta de estas jugadoras representó mucho más que una expresión de solidaridad hacia las víctimas de carpeteo y represión policial en su país. El resultado de la manifestación también constituyó un caso de ruptura con las normas de raza y género que precisamente cimentaron el mercadeo y creación de la WNBA en el año 1997. En su ensayo “Women, team sports and the WNBA: Playing like a girl”, Baroffio-Bota y Banet-Weiser argumentan que, contrario a la NBA y su ocasional comercialización del sujeto negro como “chico malo”, la WNBA recurre a la imagen de la mujer negra “femenina”, “maternal”, “moral” y “colaborativa” como estrategia para justificar la existencia de una liga de un deporte históricamente asociado con ideales de masculinidad, rudeza y altanería. Comentan las académicas que el mercadeo de la liga se planifica con el fin de disipar cuestionamientos en torno a la “sexualidad” y “amoralidad” que en el pasado han dominado discursos y representaciones negativas de la mujer negra en los Estados Unidos. De acuerdo a las autoras, “las políticas raciales de la NBA que representan el cuerpo del hombre negro como naturalizado y peligroso también operan como el referente negativo utilizado por la WNBA para crear su propia imagen positiva del género (femenino) como comodidad”.    
El acto de protesta y solidaridad de las jugadoras del equipo Lynx representó una expresión incómoda que interfirió con el mensaje apolítico de pureza y feminidad plasmado en la marca corporativa de la WNBA. Ante esta amenaza, la gerencia del club profesional al cual pertenecen las jugadoras no tardó en emitir un comunicado aclarando que estas mujeres no utilizarían en el próximo partido las camisas alusivas al movimiento en favor de erradicar la violencia policial hacia personas negras. La acción de la gerencia del equipo fue rápida y enfática. Ante las múltiples presiones que el acto de protesta pudo haber generado desde distintas esferas de poder, los ejecutivos de la franquicia estaban obligados a garantizar que sus atletas continuarían circunscribiéndose a esa  imagen corporativa del género dócil y apto para la comercialización.
La decisión de los policías de abandonar el partido arguyendo temor por su seguridad personal subyace otro tipo temor que no formó parte de su declaración oficial tras la decisión de cesar labores la noche del 9 de julio. La acción de las jugadoras despertó el miedo de quienes vieron su privilegio amenazado por la acción reivindicativa de un grupo de mujeres, que a pesar de las múltiples presiones corporativas, culturales y políticas, realizaron una expresión contundente en reclamo de justicia y responsabilidad ante la impunidad que rodea los casos de asesinatos de negros a manos de policías. La retirada policial del Target Center fue también una reacción producto de la incapacidad de asimilar el hecho de que estas baloncelistas rompieron con la imagen tradicional de la mujer negra “femenina”, dócil y apolítica de la WNBA. Aunque el equipo Minnesota Lynx intentó posteriormente disociarse de la acción de sus jugadoras, la protesta de estas mujeres quedó plasmada como un acto de ruptura en el cual se reclamó la visibilidad de la mujer atleta en el movimiento de “Black Lives Matter”.         
(El autor es profesor en el Departamento de Ciencias Sociales en la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Posee una maestría en Comunicación con especialidad en Deportes, Medios y Sociedad de la Universidad de Penn State.)

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por el comentario. Sigan educando al pueblo, es el camino adecuado...

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  2. Muchas gracias por el comentario. Sigan educando al pueblo, es el camino adecuado...

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