Honorable Jorge Santini Padilla
Alcalde
Ciudad de San Juan
Puerto Rico
Estimado alcalde:
Mi nombre es Rafael René Díaz Torres y actualmente completo mi grado académico de maestría en comunicaciones con enfoque especial en el área de “Deportes, Medios y Sociedad” dentro de la Universidad del Estado de Pensilvania. No soy sanjuanero y la mayoría de mis lealtades deportivas recaen sobre el pueblo que me vio nacer y crecer, la ciudad de Bayamón. Aún cuando actualmente estoy iniciándome en el fascinante y complejo mundo del análisis deportivo, mi trasfondo como fanático de equipos nadie me lo puede quitar ni lo voy a esconder. Por razones geográficas y familiares, he apoyado toda mi vida a los Vaqueros de Bayamón en el Baloncesto Superior Nacional (BSN). Sufrí el sinnúmero de ocasiones cuando éstos fueron derrotados y sacados del panorama por aquellos poderosos Cangrejeros de Santurce encabezados por los estelares Piculín Ortiz, Carlos Arroyo y Guayacán Santiago.
El inevitable “repelillo” que como fanático le tengo a esta franquicia no me impide que sea capaz de quitarme el sombrero de seguidor y lucir el pintoresco gorro de analista deportivo con toque de activista socio-cultural. Como fiel creyente del deporte como institución de desarrollo humano y sanación social, le hago saber mi indignación con la manera en que usted ha manejado los casos de los equipos que representan el barrio capitalino de Santurce en los deportes del baloncesto y béisbol. En el caso de la pelota invernal, sepa señor alcalde que usted comparte la responsabilidad de que uno de los equipos más legendarios del béisbol puertorriqueño no haya salido al terreno de juego en las últimas dos temporadas. Su negativa a facilitar la reactivación de los Cangrejeros y el uso del Estadio Hiram Bithorm contrasta con su eficiencia a la hora de inyectar cuantiosas sumas de dinero municipal destinados a eventos deportivos organizados por Major League Baseball (MLB) para Puerto Rico.
El manejo de la franquicia santurcina del BSN por su administración debe ser igualmente rechazado por la afición deportiva en Puerto Rico. Es inaceptable que el equipo más exitoso de la pasada década, y que fuera responsable por la revitalización del alicaído deporte de baloncesto en la ciudad capital, no cuente con un hogar permanente dentro del municipio que representan. Su afán de alimentar y enaltecer un aire de prepotencia política continúa afectando al baloncesto y el deporte en general. Si bien es cierto que el deporte ha sido instrumento de reflexión y resistencia política en el pasado, sus objetivos se ven tronchados cuando éste es utilizado como motor para exhibir el “mollero” de un partidismo cegato y tirano.
Su obra como servidor electo pierde credibilidad cuando muestra incapacidad para separar la responsabilidad pública, del capricho y egocentrismo personal. Toda facilidad municipal debe ser abierta al pueblo. El Coliseo Roberto Clemente ha sido parte fundamental de nuestra rica historia cultural y deportiva. Restringir su uso por venganza y ventaja política contra aquellas personalidades (i.e. deportivas y musicales) que comparten otra visión de ciudad y país constituye una de las formas más irresponsables de censura artística. Como arte, el deporte ha sido uno de los más afectados por sus recientes decisiones.
Aún está a tiempo de reivindicarse y demostrar que San Juan puede ser un modelo de vida cultural, libertad de expresión y buen servicio público. No hacerlo lo destinaría a ser recordado como aquel alcalde que sepultó el deporte nacional dentro de la capital, constantemente ignoró el principio de libertad de expresión y le restó poder de creación y desarrollo a comunidades de escasos recursos. Hágalo por Puerto Rico y la memoria de aquellos atletas que en el pasado brindaron gloria vistiendo los colores de las franquicias sanjuaneras. Contamos con su buen juicio.
Sinceramente,
Rafael R. Díaz Torres
State College, PA
Wow, no sabia que habia problemas entre la administracion de los Cangrejeros. Es dificil ser fanatico de los deportes viviendo en San Juan, siempre los equipos se caen eventualmente. Ya sea los Senadores o los Cangrejeros.
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